En uno de sus acostumbrados mensajes «a los amigos», Néstor Machiavelli expresó su sentir en un día muy especial.
¿Quién no es capaz, acaso, de compartir su sentir en un día tan especial como el que hoy celebramos? ¿Quién no recuerda con emoción a sus «maestros», a su «seño», dejándose tocar por la vibración en un momento de recuerdos?
Garcias, Néstor, por tus palabras que compartimos.
El mensaje
Ayer fui testigo de una clase en zoom de maestras de preescolar con sus alumnos de cinco años. Observaba a los pibes, entre ellos mi nieto, que escuchaban y hacían trabajos con el profe de música, la de gym.
Al final un inesperado clip que un padre inquieto editó con mensajes de wasap de los niños en vísperas del día del maestro.
Cada pibe expresando lo que sentía en el idioma del corazón que traducen las palabras. Al final un silencio prolongado, los maestros que se miraban sin hablar y la directora rompió el fuego para agradecer el clip. Pero entrecortada por la emoción que se fue humedeciendo de lágrimas.
Los niños observaban, quería imaginar qué pasaba dentro de ellos ante el llanto del maestro. Fueron dos o tres minutos conmovedores, donde le hablaba a los alumnos y el mensaje atravesaba a los padres y abuelos curiosos, como yo.
Me conmovió esta clase de humanidad en el momento crítico del planeta. Confirmé que no hay pandemia capaz de alejar al maestro de sus alumnos, que la vocación puede más que el virus, que el distanciamiento físico no altera la cercanía de docente y alumno.
Que cuando el zoom se utiliza con el corazón es un brazo que abraza y que la pasión por enseñar es imbatible, porque siempre triunfa lo que se hace con amor.
Gracias por todo y feliz día a los maestros y maestras que llevan en el alma la pasión de enseñar!!!