No es tarea sencilla encontrar a alguien a quien no le gusten las tartas dulces. Más fácil es meter las manos en la masa y animarse a preparar una en casa.
Para simplificar la preparación nada mejor que una de masa quebrada, parienta cercana del crumble inglés. Su nombre deviene de la textura quebradiza que adquiere luego del horneado.
La idea es no complicarse mucho la vida: la base se logra estirándola con los dedos directamente en el molde, lo mismo que con la cobertura del relleno elegido, que se hace desparramando con las manos el resto de masa que se ha reservado.
Ingredientes
Para la masa
300 gr de harina leudante
100 gr de azúcar
1 pizca de sal
1 huevo
120 gr de manteca
Para el relleno
400 gr de dulce de membrillo
Preparación
1. La masa: En un bol mezclar la harina, el azúcar y la sal. Añadir la manteca en trozos pequeños, estrujar todo con los dedos para integrar bien hasta conseguir una textura de migas.
Añadir el huevo entero e incorporarlo amasando rápidamente. También se puede mezclar en una batidora eléctrica.
Dejar reposar en la heladera una media hora aproximadamente.
2. Con dos tercios de la masa, estirando con los dedos, forrar la base y los lados de un molde redondo de 24 centímetros de diámetro.
3. Distribuir el dulce de membrillo, previamente pisado y con agregado de jugo de medio limón.
4. Desmigar con las manos el tercio restante de la masa por encima del relleno, cubriéndolo.
5. Hornear unos 30 minutos a 180 grados. Dejar enfriar y ¡buen provecho!!
Dato: a gusto, se puede reemplazar el dulce de membrillo por trozos de frutos rojos o ciruelas, que fuera de temporada se consiguen congelados.