Comenzó a tomar estado público la realización, para el fin de semana venidero, de una caravana hacia Monte Hermoso que organiza un numeroso grupo de poseedores de viviendas sin residencia permanente en el balneario.
Invadidos “por la angustia y el desconcierto”, como quedó dicho ayer en la nota efectuada por este medio a un referente de la agrupación que los nuclea en la red social Facebook, desafiando las restricciones vigentes y con la única pretensión de ingresar a ver y acondicionar sus casas, vecinos de Bahía Blanca, Punta Alta y Tornquist, entre otras localidades, se preparan para un viaje que mucho dista de ser tan placentero como el que tienen acostumbrados a hacer.
“Todos los incurables tienen cura cinco segundos antes de la muerte”, escribió el poeta Almafuerte y popularizó, en los días agitados que precedieron al siniestro período iniciado en abril de 1976, el dirigente radical Ricardo Balbín.
Valga la cita para la oportunidad de la que sigue disponiendo el municipio montehermoseño para replantear las decisiones tomadas frente a la problemática.
Una oportunidad
Se escuchó este miércoles al intendente Enrique Dichiara pedir disculpas a los contribuyentes. Parece resultar insuficiente, como erróneo reducir a la simple categoría de tributaristas a quienes, se sabe, aman a Monte Hermoso, han aportado y lo siguen haciendo, de múltiples maneras, a la historia y al presente del principal centro turístico de la región.
Tal vez sea esta una oportunidad para abandonar el camino de las decisiones unilaterales para ingresar a la autopista del diálogo y del consenso no solo con los propietarios urgidos por la situación sino también con las autoridades de municipios vecinos, sobre todo el bahiense, dado que nuclea a la mayor parte de involucrados.