Como quedó dicho en una nota anterior, el resultado de la gestión de Lionel Scaloni al frente del seleccionado mayor de fútbol lo ha ido arrimando a la historia del fútbol argentino. Por sus logros.
Veamos los datos
El ciclo comenzó el 7 de septiembre de 2018 en Estados Unidos ante Guatemala goleando 3 a 0.
La estadística indica que con su dirección el equipo de AFA disputó 47 partidos, de los que ganó 30, empató 13 y perdió 4, enfrentando a equipos de cinco confederaciones: Conmebol, Concacaf, UEFA, AFC (África) y CAF (Asia).
Además, alcanzó una racha de 33 partidos consecutivos sin perder, superando la mejor marca histórica lograda con la conducción del bahiense Alfio Basile entre 1991 y 1993.
La scaloneta mantiene el invicto desde el 6 de julio de 2019 cuando enfrentó a Chile por Copa América. Se extiende hasta los dos últimos partidos que disputó: la victoria ante Italia por 3 a 0 en la denominada Finalissima, que enfrentó a los campeones de América y Europa, en el mítico estadio de Wembley, y el posterior triunfo ante Estonia, 5 a 0, con goles convertidos todos por Lionel Messi.
El título obtenido en la Copa América 2021 (que lo depositó en el cruce con Italia) junto a la relajada clasificación al Mundial de Qatar son logros relevantes de la campaña.
Argentina, en el proceso que encabeza Lionel Scaloni, suma 87 goles en los 47 encuentros disputados.
Lionel Messi, con 21; el joven de Bahía Blanca Lautaro Martínez, con 20; y Ángel Di María, con 5 goles, encabezan el podio de los máximos anotadores del equipo nacional en la «era Scaloni».
Rodrigo De Paul, que sumó 40 partidos, Leandro Paredes, con 39, y Lautaro con 37, son los tres futbolistas que más veces disputaron encuentros bajo el comando del técnico argentino.
Lionel Messi aparece en la cuarta ubicación, con 33 partidos. El capitán se tomó un descanso luego del Mundial de Rusia 2018 y en algunos juegos faltó por lesiones.
Pos Messi
Aunque cualquiera, ejerciendo su derecho de expresión, puede opinar diferente, el capitán de la selección albiceleste es la pieza clave, la plusvalía de la que dispone Argentina frente a cualquier rival en el mundo.
Sin embargo, está más que claro y es harto conocido que ese valor agregado no había alcanzado antes para marcar una diferencia notoria con el resto.
Es por demás evidente, entonces, que el cambio que exhibe el equipo nacional ha sido producto de los aciertos de quien conduce.
¿La clave? Podría arriesgarse como hipótesis, que se modificó la ecuación “Messi más 10” por la de “10 más Messi”.
El orden de los factores alteró el producto.
De un esquema en el que 10 jugaban tratando de encontrarlo a Messi se pasó a otro, virtuoso, donde 10 juegan mientras Messi trata de buscar el mejor lugar para que lo encuentren.
¿El resultado? un equipo. Introduciendo ajustes, gradualmente, sin estridencias, en el resto de los aspectos: armonía grupal, sencillez, humildad, solidaridad, compromiso, entusiasmo. No es poca cosa tratándose de argentinos.
La última vez que había ocurrido algo similar, durante un período prolongado, fue durante la gestión de José Pekerman en los seleccionados juveniles y los dos años con la mayor, que culminó tras el Mundial de Alemania 2006.
Las estadísticas dan sustento a la conjetura: con Messi en la cancha, la selección ganó 23 partidos, empató 8 y perdió 3, pero jugó 13 sin el astro, ganando 10 y empatando 1, con tan solo una derrota.
Podría concluirse en que todo parece estar preparado para que la Argentina no extrañe demasiado al ahora ídolo reconocido casi sin excepciones cuando deje de estar disponible para calzarse la celeste y blanca.