Las instituciones deportivas desempeñan un papel importante en las comunidades locales, y con una adecuada gestión pueden involucrarse en iniciativas que promueven no solo el deporte, sino el bienestar general en la comunidad.
Ellas fomentan un sentido de pertenencia, al tiempo que estimulan la sana competencia y el espíritu deportivo, asociado al espíritu de superación y de crecimiento individual y grupal anclado en valores que aportan a la vida social en su conjunto.
Por eso resulta trascendental, especialmente en los tiempos que corren, signados por el individualismo y la fragmentación social, que las instituciones desarrollen un proceso de gestión eficiente.
Definiendo conceptos
Comenzaremos por definir dos conceptos importantes como son el de gestión y el de modelos.
Entendemos por gestión a todas las acciones, diligencias y operaciones que permiten la administración de una organización.
Cuando hablamos de modelos nos referimos a una representación simplificada de la realidad que elaboramos para facilitar la comprensión y el estudio de esta realidad sobre la cual queremos trabajar.
Modelos de gestión
Respecto de la gestión, existe un primer modelo tradicional y fundante de las instituciones deportivas que es el que tiene en su área de gobierno a la comisión directiva y a las subcomisiones que, en general, trabajan ad honorem, y que de alguna manera llevan adelante gestiones para el desarrollo de las actividades deportivas, sociales y culturales que ofrecen las instituciones deportivas.
En este sentido, hablaremos siempre de dos áreas presentes en todo tipo de modelo de gestión de instituciones deportivas: un área de gobierno y un área de gestión.
En la primera, como bien indicamos, encontramos a los dirigentes que tradicionalmente se han ocupado de muchas tareas de gestión dentro de las instituciones deportivas.
Recuerdo la oportunidad en que entrevisté a Alejandro Marón cuando era presidente del Club Atlético Lanús (club multideportivo, con fútbol profesional), y mencionaba la cantidad de dirigentes que trabajan en sus comisiones, realizando una tarea cotidiana en veintitantas disciplinas deportivas.
Tenía entre cinco a diez dirigentes trabajando en las subcomisiones en tareas diarias, lo que él denominaba una “militancia dirigencial” destacando el concepto de militancia como algo que estaba demodé y que en los últimos años había recobrado cierto significado.
Creo que esa es la clara expresión y manifestación de ese modelo tradicional y fundante de gestión que tienen los clubes en nuestro país, y que también convive y acepta un área de gestión destinada fundamentalmente a trabajadores que desarrollan tareas vinculadas con el mantenimiento y la limpieza de las instalaciones deportivas, por un lado, y, por otro, con los profesionales de la actividad física y las ciencias que hacen su aporte a la actividad física y al deporte, como la medicina, la kinesiología, la traumatología y en la actualidad también la psicología.
No obstante, en el modelo tradicional encontramos un área de gestión vinculada específicamente a esto: a los trabajadores de la infraestructura y a los trabajadores de la práctica del deporte, los entrenadores, los preparadores físicos, etcétera.
Por eso, cuando hablemos de modelos de gestión, nos estaremos refiriendo siempre a aquellos que tienen que ver con la forma de llevar adelante distintas áreas vinculadas con la gestión del deporte. Entre ellas, la gestión de la administración, la gestión de la economía, de los recursos humanos, de las instalaciones deportivas y, por supuesto, todas aquellas áreas que tengan que ver con el funcionamiento de las instituciones deportivas.
Para introducirnos en estos primeros análisis de los modelos de gestión de las instituciones deportivas, considero interesante analizar que estamos en el traspaso de una era, ante la creación de un nuevo paradigma, en términos de gestión de las instituciones deportivas.
Si bien insisto en que es imposible generalizar ciertas apreciaciones que expreso en cuanto a que sean aplicables en todas las instituciones, porque todas son diferentes, el deporte demanda estándares de gestión, de administración, de planificación a las entidades deportivas, para las cuales las entidades requieren cada vez mayor cantidad de gente idónea como mínimo estándar, y posteriormente, en lo posible, profesionales que aborden las distintas áreas de gestión.
En este sentido, pienso que estamos en el proceso inicial y de implementación de nuevas formas de concebir la gestión en las instituciones deportivas, entendiendo que lo estratégico estará siempre en manos de los dirigentes que han sido elegidos, aquellos que planifican y pueden pensar en términos políticos el futuro de las instituciones y otros actores que trabajan más en lo táctico, en lo que todos los días es la razón de ser de las instituciones.