¿Por qué decimos «y pico» o «y tantos/as»? Y que nadie nos mande a contárselo a Magoya o a Montoto

Libro

“Comeremos a eso de las nueve y pico”; “fue hace treinta y tantos años” y similares son expresiones que utilizamos o escuchamos de modo frecuente.

¿Cuál es su significado?

Según la RAE, y pico o y tanto se posponen a un número cardinal cuando no se pueden o no se quieren precisar las fracciones inferiores de este: treinta y pico (treinta y algunas unidades más). Y tantos/as sirve para el mismo fin, aunque el uso de cada una de estas expresiones es diverso.

– La expresión y tantos/as solo puede ir con decenas y, por consiguiente, señala imprecisión en las unidades: treinta y tantos años, ciento cincuenta y tantas fichas. En este uso, es intercambiable con y pico: treinta y pico años, ciento cincuenta y pico fichas. Cuando se pospone al numeral veinte, se amalgama gráficamente a este: “Se acercó un joven de veintitantos años”.

– La expresión y pico no solo puede ir con decenas sino también con centenas, millares y todas las cantidades superiores: noventa y pico libros, seis mil y pico palabras. Es admisible, aunque no recomendable, anteponer en estos casos la preposición “de” al sustantivo: ciento y pico de alumnos.

También puede usarse y pico con unidades de medida temporal o espacial, siempre que sean descomponibles en unidades inferiores: «Eran las cuatro y pico de la tarde»; «Posiblemente alcanzase los dos metros y pico». Cuando se pospone inmediatamente al numeral veinte, se amalgama gráficamente con este: «Veintipico años atrás».

Magoya y Montoto

«Andá a cobrarle a Magoya” o “que te lo pague Montoto» y la variante “andá a contarle a Magoya (o a Montoto)” son frases de uso frecuente en el lenguaje coloquial rioplatense.

La referencia es a situaciones en las que alguien pretende cobrar una deuda inexistente (o que no se acepta) o por el hartazgo de escuchar mentiras o relatos exagerados o poco convincentes.

Se entiende que Magoya es una identidad inventada por uruguayos y argentinos, como lo son también “Mongo” y “Mengeche”.

Montoto al parecer sí existió. Cuentan que era un funcionario de banco de Argentina muy estricto, al que aludían para significar la dificultad de obtener algún beneficio.

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