Si bien un profesional en el área de las traducciones académicas no es tan conocido como un intérprete que trabaje en la televisión, su trabajo no deja de ser importante para la sociedad.
La parte académica del nombre de la profesión se refiere al tipo de archivos con los que se desempeña. Lo cual abarca tesis, hojas de vida, historial de notas, resumen de materia de universidades, programas académicos, investigaciones, ensayos, diplomas, certificados y mucho más.
Como se puede inferir, se relaciona más que todo con la documentación proveniente de instituciones educativas. Por lo tanto, una persona que pueda verse beneficiada por los servicios de un experto en el tema, por ejemplo, es un estudiante de secundaria que esté intentando ingresar a una universidad.
Casi siempre deben presentar una gran cantidad de papeles, además de aprobar exámenes y pruebas de aptitud. Si el aspirante está buscando un lugar en un instituto universitario ubicado en el extranjero, muy posiblemente le convenga contratar a un profesional dedicado a las traducciones académicas.
¿A qué se debe la necesidad de requerir traductores académicos?
En el mundo global de hoy en día las oportunidades están a la orden del día. Por ejemplo, un ingeniero que busque capacitarse en una especialidad, puede sacarle provecho a una traducción académica, al presentarla en una academia y posteriormente cursar la especialidad que buscaba. Para casos como este, el del estudiante antes mencionado y muchos otros más, surge la figura del traductor académico. Este profesional se distingue de los otros traductores por su conocimiento en materia académica, es decir, está familiarizado con las palabras más usadas en las certificaciones de notas, los reportes universitarios, las acreditaciones, etc. Es más, dependiendo de la universidad donde hayan obtenido el título, pueden especializarse en carreras humanitarias o técnicas. Lo que sí debe evitarse es pensar que por tener la parte de “académico” en el título profesional, realizan algún tipo de trabajo educativo, como dar clases, impartir cursos o algo por el estilo.
¿Qué formación debe tener una persona facultada para hacer traducciones académicas?
No existe un estándar universal que determine los requisitos que debe cumplir dicho profesional. Generalmente aplican los requerimientos que establezca la universidad donde haya cursado la carrera el traductor.
Por ello, es prudente afirmar que la formación necesaria es variable. Por una parte, algunos traductores académicos solo son capaces de traducir el texto de una investigación, o de un trabajo de grado, mientras que otros tienen la preparación para hacer eso, y además sellar y firmar las traducciones. Lo cual es un detalle que no es menor, puesto que algunas academias e instituciones del extranjero exigen que las traducciones sean juradas, y esta labor solo la puede hacer alguien que disponga de un perfil más específico, que les otorgue la facultad de legalizar, oficializar o jurar cualquier trabajo que hagan.
Por último, cabe acotar que una persona graduada en un país como abogado, doctor o cualquier otra profesión, no mantiene dicha titulación en otra nación. A menos que pase por un proceso de convalidación de título en una universidad extranjera, con el fin de desempeñarse en la carrera estudiada.