Ya comenzó el receso escolar en la provincia de Buenos Aires –entre otras provincias– y el modo vacaciones se activa en la familia. No solo en los y las estudiantes sino también en todo el ámbito familiar, que reorganiza sus rutinas para disfrutarlas.
Si nos preguntamos para qué sirven las vacaciones de invierno, descubrimos que se instituyó el receso invernal en las escuelas argentinas por dos funciones principales: la primera es sanitaria y la segunda educativa.
Con respecto a lo sanitario, se seleccionan las dos semanas más frías para interrumpir la asistencia a las escuelas y sirve para cortar con la cadena de contagios y re contagios de enfermedades como la gripe. Entre mayo y agosto son las épocas de epidemia, son los meses donde hay mayor proliferación de virus respiratorios y donde se dan mayor cantidad de inasistencias debido a las enfermedades.
Por eso, las vacaciones interrumpen el permanente contacto de chicos que también contagia estas enfermedades típicas de la época.
De todas formas, aunque sean días fríos, es recomendable, apunta el pediatra Mario Elmo, miembro de la Sociedad Argentina de Pediatría, que, bien abrigados, los chicos salgan a hacer actividades al aire libre. «Muchos padres temen que sus hijos se enfermen si los llevan en esta época a una plaza o a un parque, pero no es así si el clima lo permite, porque en el aire libre no se reproducen los virus y bacterias», agrega.
«Hay que promover que estén al aire libre. Que alteren su rutina de alguna manera. Porque eso les sirve para despejar su mente. Los papás debemos estar atentos para que las vacaciones no sean tiempo de estar frente a las pantallas, que es lo que suele pasar cuando los chicos están encerrados en casa», apunta Celano.
Con respecto a lo educativo, es como darles la pausa para asimilar el aprendizaje. Dicen los especialistas que así como necesitamos dormir para recuperar fuerzas y energías, el cerebro de los y las niñas necesita descansar, dejar de hacer lo que está haciendo para asimilar los conocimientos que se aprendieron durante el cuatrimestre en la escuela. Por eso es que tampoco se recomienda la tarea para la casa ni el repaso en este período. El descanso es importante porque favorece la incorporación de esos nuevos contenidos.
En cuanto a la función pedagógica, dicen también los especialistas, que los chicos y chicas estuvieron haciendo un uso intenso de la parte racional del cerebro, no solo para incorporar nuevos conocimientos y pensar sino también la adaptación a horarios y rutinas escolares. «El descanso y el tiempo libre son fundamentales para que la parte racional funcione correctamente. Un error frecuente de los padres es organizar el tiempo de las vacaciones como si fuera época de clases. Y el valor pedagógico de las vacaciones es justamente esa posibilidad de tomar contacto con un tiempo no reglado por los adultos. Hay que perderle el miedo al aburrimiento», apunta el psicoanalista Pedro Horvat.
Así que no se trata solo de romper las rutinas, se trata de organizarse familiarmente para disfrutar del descanso, del tiempo libre, andar al aire libre bien abrigados sin temerle al frío y planificar momentos de juego y recreación sin apuros, sin horarios.
Las vacaciones son un tiempo para desconectarse, pensar, leer, jugar al aire libre y compartir buenos momentos.
A veces los padres le temen al tiempo libre, temen que sus hijos pierdan el tiempo. Sin embargo, esta es una oportunidad para afianzar vínculos entre padres e hijos, ya que se generan más momentos para compartir. Y este tiempo sin horario para estar juntos también puede generar otras propuestas, como la lectura por placer, realizar actividades artísticas en casa, cocinar, jugar a la pelota en la plaza o acompañar a sus hijos y amiguitos a andar en bici. Todas propuestas de bajo presupuesto pero que construyen importantísimos momentos de cercanía y amor.