Relato de guerra en primera persona: Jorge Troncoso, veterano de Malvinas residente en Monte Hermoso

Jorge Troncoso, veterano de Malvinas residente en Monte Hermoso

Ante la proximidad de la celebración de conmemoración a la Gesta de Malvinas, el próximo 2 de abril, el Museo Histórico de Monte Hermoso ha organizado una muestra de elementos cedidos por veteranos de Malvinas residentes en nuestra localidad.

Pueden apreciarse elementos que portaron esos hombres que fueron a combatir en defensa de nuestras islas y pudieron volver. Otros quedaron allí sepultados, esos son los héroes de Malvinas. Cascos, banderas, morrales, camperas, etcétera.

Durante los días de la muestra, que se puede visitar de 14 a 20, estará presente uno o varios veteranos que podrán contar la historia en primera persona.

Conversamos con uno de ellos, Jorge Troncoso, oriundo de un pequeño pueblo llamado Presidencia de la Plaza, de la provincia de Chaco, pero que reside en el Balneario Sauce Grande desde hace tres años.

A sus 18 años le llegó el momento de incorporarse al servicio militar obligatorio. Le tocó la Armada, a la que se incorporó el 2 de abril de 1981 en la provincia de Buenos Aires. Pasados 45 días en el lugar, “me destacan a Río Grande como destino, el 28 de mayo de 1981, al Batallón N° 5 de la Infantería de Marina, que al día de hoy aún existe. Transcurre el tiempo con una serie de actividades de la zona sur, de Río Grande, y estando de campaña nos enteremos que se toman las Islas Malvinas en forma extraoficial, por una radiecita que teníamos. Éramos 1.200 soldados de distintas provincias, y de mi pueblo fuimos 17 a Malvinas y volvimos 11”, nos detalla.

Pero su carrera recién comenzaba. A posteriori de Malvinas él decide incorporarse a la fuerza. “Yo vuelvo el 26 de junio de 1982, y en agosto me voy de baja pues termino el servicio militar. Y por esas cosas de la vida, tenía la intención de seguir la carrera militar, y específicamente en la Infantería de Marina. Así que, con esa decisión tomada a la que mi padre se oponía pero mi madre me brindó el apoyo, me voy a rendir a Corrientes capital para ingresar al año siguiente, me incorporé el 11 de enero de 1983. Fui convocado para ir a la Escuela de Suboficiales de la Infantería de Marina con asiento en Mar del Plata”.

Hablando concretamente de la gesta de Malvinas, nos relata: “Fuimos trasladados de Río Grande vía aérea a las Islas Malvinas el 6 de abril de 1982. Llegamos de noche. La unidad comienza a avanzar a donde va a permanecer como defensa, en Puerto Argentino, y a nosotros nos toca un sector que se llamaba Monte Guillen, que fue la Operación Rosario.

En ese momento ingresamos, dormimos en un establo de ovejas y recién al otro día conocimos Malvinas. Nosotros no teníamos ni idea de que íbamos a ir a Malvinas, nos informaron recién el 4 de abril que iba todo el batallón para allá. Y eso fue por ser la unidad más austral, es decir que estábamos más aclimatados al frío, pero no nos dijeron que era guerra. Nosotros no lo sabíamos. Ahí comienza la odisea de armar las posiciones, las trincheras, todo un tema de alistamiento pero ya en las Islas Malvinas, y el 1 de mayo comienza el primer bombardeo naval al aeropuerto de las islas y por eso esa fecha se la considera el bautismo de fuego. Ahí entró en acción la Fuerza Aérea y la Armada”, nos repasa.

Hablando concretamente del desarrollo de la guerra, profundiza: “Ahí comienza el miedo, vemos un avión enemigo, entonces nos dijimos que empezó la guerra, cuando ese avión lanza bombas en el aeropuerto y se escapa. A partir de ese momento ya cambiaron las cosas para nosotros. Éramos un grupo de cuatro, ya que por grupo son cuatro, con mis compañeros de pozo, todos chaqueños, que me dicen… ‘a la miércoles, empezó la guerra’, y si… había empezado.

“A partir de ese momento ya se hacían los ejercicios de ataque aéreo, en la noche casi no se dormía, había que estar atentos…”, nos detalla.

“Estuve 76 días en un pozo, y ahí está la pala con la que lo que hicimos. Había unas barretas para las piedras, que nos sirvieron a su vez como paredes. Nosotros armamos un pozo bastante grande. Vivíamos los cuatro ahí, Pablo Muller, Juan Ramón Ledesma y Domingo Ledesma”, repasa y homenajea.

Conversamos sobre los recuerdos, aquellos recuerdos que hoy le hacen sentir bien. “Para mi, un recuerdo que me va a acompañar por todo el resto de mi vida, es cuando vemos caer un avión bombardeado por las fuerzas argentinas, el 25 de mayo. Ese día, gritamos todos ¡Viva la Patria!

“Otro momento está plasmado en una carta que está acá (en exhibición en el museo) que se la hice a mi mamá el 6 de junio de 1982, y yo pensé que esa carta no había llegado nunca a Chaco, pero sí llegó. Mi hermana me la entregó en el 2011 luego del fallecimiento de mi madre. Y el 12 de mayo es inolvidable porque justo fue el cumpleaños de mi papá, y hubo un ataque masivo de bombas todas la noche, entonces hubo un momento que brotó agua en el pozo y salía agua, y había que sacarla con el jarrito ese que está ahí (señala la vitrina) para que no se mojen las medias, la ropa, la munición, para que no se produzca el “pie de trinchera”, que es el congelamiento de las piernas, había que evitar eso”.

Agrega: “Lo más crítico fue Pablo Muller que casualmente recibe una carta de su mamá, y él estaba en estado crítico y se quería pegar un tiro, entonces alguien tenía que tomar la decisión de sobrellevar a ese muchacho y le sacamos el arma, no hacía guardia porque tenía miedo que realmente se pegara un tiro. Eso fue lo más crucial para mi. El 12 de mayo fue el mayor bombardeo, empezó a las dos de la mañana, eran las seis y seguía”, rememora.

Innumerables momentos, anécdotas y recuerdos. Así es el relato cargado de imágenes de este veterano de la guerra de Malvinas que hoy cuenta desde su propia memoria aquellos difíciles días de hace más de 40 años.

El tradicional acto en Monte Hermoso por el Día del Veterano y de los Caídos en la guerra se realizará este 2 de abril en la Plaza de Malvinas. Una fecha más para homenajear a nuestros héroes y agradecer a nuestros veteranos.

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