Ya sin el pastizal que te mantenía aún más oculto y en secreto que el gran paredón blanco.
Los pájaros van a volver a cantar en tus terrazas de estilo mediterráneo.
De alguna manera se dio vuelta el reloj de arena que te mantuvo detenido en el tiempo y vas a volver a brillar, como antes.
Que canten bien fuerte los cantantes, que pinten con pasión los pintores, que bailen como ángeles los bailarines, que actúen con sentimiento los actores, y que escriban más que nunca nuestros escritores, porque será la cultura de nuestro pueblo la que apapachará próximamente tu verdadera esencia.
Como en aquellos viejos tiempos, adonde músicos, poetas, científicos y pensadores se sentaban en tu barra, habano en mano, intentando entender este loco mundo.
Comienzan a sentirse tus latidos nuevamente y casi casi puedo escuchar nuestras propias carcajadas de niños pueblerinos cuando intentando saciar la curiosidad nos hacíamos piecito unos a otros para poder ver «el tesoro» detrás de aquel gran paredón blanco.
El Tico Tico, nuestra tan esperada y ansiada casa de la cultura.
«Que el fin del mundo nos pille bailando» a todos los montermoseños.