San Martín. Lo imposible y lo indispensable

San Martín el cruce de los Andes

“Usted dirá si soy feliz: sí mi amigo, verdaderamente lo soy. A pesar de esto me creerá si le aseguro que mi alma encuentra un vacío que existe en la misma felicidad. ¿Sabe usted cuál es? No estar en Mendoza. Prefiero la vida que hacía en mi chacra a todas las ventajas que presenta Europa” (Carta a José María Guido).

Convergencias es el nombre de este espacio, a través del cual los invito a mirar hechos de nuestro pasado, utilizando un enfoque multicausal a través del cine, la literatura, la música. Con el objetivo de recuperar hechos y así repensar nuestra identidad personal y colectiva.

Agosto nos empuja al film Revolución. El Cruce de los Andes. Nos metemos de lleno en el dilema que vivió San Martin: alcanzar lo indispensable (la independencia) a través de  lo imposible (armar y dirigir un ejército multirracial que cruce La Cordillera y termine con los bastiones realistas de Chile y Perú). Sin el apoyo del gobierno nacional y convirtiendo a Cuyo en el eje de una compleja maquinaria.

Es una recreación meticulosa de los hechos: escenarios naturales, la vestimenta, los modales y hasta el acento castizo del General muy bien logrado por Rodrigo De La Serna. Combina lo que sucedió con lo que realmente podría haber sucedido: el personaje de Corvalán, el joven secretario de San Martin, expresa a tantos que participaron de la campaña.

Es una película Épica que demandó cinco años de producción, una versión dinámica, indispensable y verosímil. Es una metáfora de la revolución, cada personaje representa a un actor social: una idea y una mentalidad. Esta es una clave certera de análisis.

La mirada parte desde la perspectiva de Corvalán (un anciano entrevistado en el momento en que repatriaron los restos de San Martín) que a los quince años había sido su secretario. Con esta lente accedemos de primera mano al temperamento del general, su peculiar inteligencia y su testaruda voluntad. “Si no puedo reunir las mulas que necesito me voy a pie, solo los artículos que me faltan son los que me hacen demorar. El tiempo me falta para todo y también el dinero, y la salud la tengo muy mala, pero así vamos tirando”

El plan: cruzar por seis pasos distintos para confundir y despistar a un enemigo muy superior en fuerzas y organización. El primer ejercito multirracial de américa cinco mil doscientos hombres (criollos, afroamericanos, aborígenes y descendientes de españoles) unidos en una empresa colectiva, llevando sus corazones inflamados por el deseo y la necesidad de ser.

Las seis rutas de San Martín

Cada detalle sopesado por su jefe: la disponibilidad de cursos de agua para soldados y bestias, el trazado de caminos, la altura, el soroche, la amplitud térmica, las provisiones, el drama de matar o morir. ”Si mi almohada supiese por donde cruzar ya la habría fusilado”, refunfuña el general.

El eje narrativo es el cruce, San Martín confiesa que “lo que no lo deja dormir no es la oposición que puedan hacerme los enemigos, sino atravesar estos inmensos montes”. Debe salir último para supervisar todo y llegar primero para organizar la batalla. Así sucedió después de veinticuatro días. Es magnánima la llegada a Santa Rosa (Chile) un desierto, San Martin se baja del caballo y reacomoda su cadera, un gesto imperceptible pero certero de buen jinete.

La verdadera revolución fue despertar la conciencia de un pueblo sometido a la miseria, hombres y mujeres del lugar: campesinos, arrieros, costureras, un ejército revolucionario hecho por los que nunca habían sido considerados. Un despertar que asumió una escala continental.

Una película que documenta que la grandeza de un líder es proporcional a la capacidad de generar procesos y no de ocupar espacios. El Gral. leía con sus soldados a los que dono sus más de seiscientas obras, para la formación de tres Bibliotecas Públicas (Mendoza, Chile y Perú). También los introducía al ajedrez para desarrollar en ellos el pensamiento y el espíritu crítico. La música fue otra herramienta, creó el primer batallón de música del ejército, seguro del influjo que ejercía en los espíritus sensibles, impulsó la formación de Bandas en Argentina, Chile y Perú.

Hoy como ayer, está todo por hacer, nos acucia el dilema de lo imposible y lo imprescindible. Que la convicción nos lleve como San Martin a generar personas libres, sensibles y comprometidas, capaces de construir comunidad.

Bibliografía sugerida

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