«Últimos días de la crisis terminal» es el título de la columna política de Eduardo van der Kooy en Clarín de este domingo 23. Habla de «la licuación del poder, las disputas políticas internas, el agravamiento de la crisis económico financiera y el malestar social» como la conjunción de factores «que espolea una triple dramática interpelación: ¿es posible llegar a las PASO de agosto sin que antes suceda el derrumbe? ¿Es posible transitar el tramo entre esa elección y octubre sin perder el control? ¿Cómo afrontar, en ese contexto, el casi seguro ballotaje un mes después?»
Para Javier Calvo, jefe de redacción de Perfil, «Argentina tiene diezmadas las reservas, están casi paralizadas las importaciones para gran parte de la producción local y se acelera el alza de los precios. Abril amenaza batir el récord de marzo, lo que mengua hasta la exasperación el poder de compra de los salarios, formales e informales».
Volvamos a van der Kooy: «El ministro de Economía sigue aferrado a dos terminales: El FMI y Washington. No encuentra razones para variar de órbita en un momento en que todos los males se acentúan. Sobre todo, la falta de reservas en el Banco Central (se amplió el cepo) y la escalada del dólar blue. El ministro estima que hacen falta entre 8 y 10 mil millones de dólares para transitar estos meses hasta las PASO de agosto. El dilema –escribe– es de dónde sacar aquellos fondos para un país y un gobierno que tienen cerrado el acceso al crédito externo y destruida la confianza».
En sintonía con esa encrucijada, Martín Rodríguez Yebra, afirma en La Nación que el ministro de Economía «intenta convencer al Fondo Monetario Internacional (FMI) de relajar la meta de déficit fiscal del 1,9% del PBI y de que le adelante los desembolsos previstos para este año. Le urge impedir la recesión que se le viene encima a la Argentina».
Por supuesto que la economía está atada a la política: «El Frente de Todos se dio tres semanas, las que faltan hasta la próxima cumbre peronista, para darse una estrategia electoral. Es también el plazo que el kirchnerismo le da a Sergio Massa para salir de la turbulencia financiera que hizo temblar las piernas de (Alberto) Fernández», describe el columnista, quien menciona en otro párrafo la advertencia de un intendente peronista del conurbano: «No estamos para ganar sino para evitar una catástrofe».
Sobre el panorama electoral para el oficialismo comenta el artículo de Clarín que «Axel Kicillof considera de nuevo el desdoblamiento de la elección en Buenos Aires. Confirmó únicamente hasta ahora las PASO en agosto. El apartamiento de Alberto (de su postulación) lo alivió, pero los que circulan en la grilla electoral oficialista aún no le ofrecen garantías».
Que «Kicillof y los intendentes amenazaron con desdoblar la elección bonaerense, aun a sabiendas de que no tienen los votos en la Legislatura para lograrlo». Sostiene que «Kicillof se siente cada vez más amenazado por la debacle del gobierno nacional y la ausencia de candidatos que lo ayuden a traccionar».
Explica van der Kooy: «El proyecto consiste en conservar, como sea, el territorio bonaerense. La meca de Cristina y del kirchnerismo. Lo que quiere Cristina es que para las PASO haya, naturalmente, un candidato previamente elegido por ella» y que «ese candidato de la unidad es, hoy por hoy, Massa, pese a los números. El ministro jura que no será candidato y que su presencia en el ministerio, en esta grave situación, hace incompatible esa condición, entre otras cuestiones porque está negociando oxígeno extra con el FMI para llegar a fin de año sin que todo se derrumbe».
Ilustra con una referencia a la portavoz presidencial: «Gabriela Cerruti sentó postura sobre la interna oficialista y afirmó que se puede ir a una PASO ‘con un candidato de la unidad, pero no de la unidad de un solo sector’».