Un enero climáticamente radiante abrazó a turistas y habitantes permanentes en Monte Hermoso.
Entre el clima de vacaciones, la vorágine laboral y la propuesta cultural, de entretenimiento, deportiva, del lugar, ya estamos ingresando al último mes de vacaciones. Una consideración no muy real –con la misma poca realidad de todo– ya que la gente se toma vacaciones en cualquier momento del año.
Podría decirse que el verano viene amarrado de la mano del período escolar, entonces es más fácil planear vacaciones en esta fecha. Pero la verdad es que nos pueden tocar las vacaciones en cualquier momento del año y podemos disfrutar de maravillosos momentos en cualquier punto de nuestro maravilloso país que tiene una oferta amplia y digna de conocer.
Entre los kits veraniegos que compró el gobernador bonaerense malgastando –como hace habitualmente– el erario público, el majestuoso juicio por Fernando y las ausencias de siempre, desovillaremos lo que pasa en estos días, aunque parezca que no pasa nada.
En lo que se refiere a la política provincial, ya están en campaña varios dirigentes. Por un lado, el gobernador Axel Kicillof, a quien las encuestas lo favorecen. Si bien tenemos que reconocer que el peronismo tiene una gran incertidumbre con su candidato en el orden nacional, por un lado por la mal denominada “proscripción” de Cristina y por el otro porque el actual presidente Alberto Fernández puntúa muy bajo, más bajo de lo imaginado (no remonta ni un 10 por ciento).
Entonces el partido gobernante se queda sin figuras que convoquen el voto y la credibilidad del pueblo argentino. Sergio Massa aparece como otra opción, también con muy poca credibilidad que estimule probabilidades de votos para él.
En la provincia de Buenos Aires al peronismo le va mejor. Axel Kicillof mantiene su caudal de votos, que oscila entre el 25 y el 30 por ciento. Confiado y en plena campaña, regalando kits de gel lubricante y desplegando todo el aparato del estado, recorre el territorio con su mejor sonrisa y con una clara y contundente actitud asistencialista, porque producción y empleo no ofrece.
Todo esto basándonos en mediciones que comienzan a divulgarse.
En cuanto a la oposición, hay figuritas repetidas que se mantienen dentro de los porcentajes de siempre: Milei, del Caño, López Murphy. Sin embargo, el índice que hay que tener en cuenta, que puede considerarse que puede llegar a definir las elecciones, es ese que pocos miran, que aparece en el último renglón, pero que –sin embargo– se mantiene entre el 13 y el 15 por ciento: el no sé.
Son aquellos que aún no saben a quién van a votar y son quienes probablemente lo definen sobre la fecha, porque esperan ver el rumbo de la economía del país, el precio del dólar, el valor de los servicios, para terminar teniendo mucho peso al momento de engrosar los números de los candidatos de siempre.
En lo que se refiere a Juntos, tiene una variedad de candidatos tan amplia como la misma coalición. Las figuras fuertes del PRO, como lo son Horacio Rodríguez Larreta, que muestra con orgullo su Buenos Aires bella y diferente del resto del país; la garra y batalla de Pato Bullrich; la UCR, por su lado, con los clásicos de siempre como Martín Lousteau.
En este marco, se definirá entre los candidatos del PRO. El radicalismo quedará en segundo plano. También en la provincia tienen varios nombres: sobresalen Cristian Ritondo (que en las encuestas puntúa muy bajo) y Diego Santilli (un poco mejor) por lo que este sería el que está en mejores condiciones de hacerle frente a Kicillof.
La UCR también se debate entre dos: Gustavo Posse y Maximiliano Abad. Ambos con pocas probabilidades. Podríamos vaticinar algo que todos piensan, que la provincia seguirá siendo peronista.
En el orden local, en clara campaña electoral, se lo ve firme con trayectoria al ya anticipado candidato del peronismo para jefe comunal, Hernán Arranz. Si bien hay otros nombres dando vueltas por ahí, ya es voto cantado que el caudal de voto se volcará a este hombre, discípulo del diputado Dichiara, con un destino ya sabido.
Por otro lado, la coalición opositora está más que separada en el orden local. Por un lado los autodenominados “radicales puros”, sin ningún candidato firme, con el eterno debate entre quién quiere y quién se anima, y por otro los militantes de Juntos (no olvidemos que tienen cuatro bancas en el HCD), con el liderazgo de Victorio Dupuy.
En ese sector ya se comenta el nombre del que estaría señalado para llevar como candidato a intendente, que es el médico pediatra (retirado) Ariel Mussi. Lo acompañarían como concejales Victorio Dupuy y Daniela Mercado (en ese orden).
Será cuestión de esperar a ver qué pasa con los radicales no integrados a la coalición.
La búsqueda de justicia
Este enero nos tuvo ocupados e indignados con el juicio a los ocho asesinos de Fernando Báez Sosa.
Entre un equipo contundente de abogados, liderado por Fernando Burlando, dos padres rotos en pedazos y un pueblo que clama justicia con cadena perpetua. Está muy bien que así sea. Que no se naturalice la violencia, la discriminación y el racismo.
Muchos esperan que este juicio sea aleccionador, que marque un precedente en la sociedad. Pero sabemos que cuando la violencia se instala como método de vida, como modo de comunicación y como actitud narcisista, es muy difícil de erradicar. Por ahí a los adultos nos cuesta entender las primacías de estos violentos, la manera que tienen de transitar por la vida. Pero también deberíamos detenernos en serio y preguntarle a sus padres, qué hicieron con sus hijos.
Los hijos no crecen en una burbuja, crecen en un hogar. Claramente, estos ocho crecieron en hogares que miraron para el costado (porque no podemos saber si había violencia en el interior de cada familia, pero claro es que miraron para el costado, que esos padres no quisieron ver lo que estaba pasando). Así que ellos también deben ser considerados con la misma vara y frialdad por la sociedad, porque no son inocentes.
Sin embargo, este no fue el único hecho aberrante del mes. Este mes también se desarrolló el juicio a la madre de Lucio Dupuy, pequeñín de cinco años de una vecina localidad de La Pampa cuya vida fue un calvario por tener una progenitora desalmada, un padre esperanzado y que no tomó las medidas necesarias a tiempo, un estado que también miró para el costado (servicio local, jardín, hospital).
El niño transitó por muchos lugares que comprobaron lo que le pasaba y todos, sistemáticamente, no quisieron ver. En este caso, todos son responsables, porque las instituciones del estado están para salvaguardar la integridad del otro. Especialmente de los más desprotegidos. Esa tarea cumplen (deben cumplir) la escuela, los hospitales, etcétera. ¿Qué pasó que nadie levantó la voz de alerta en contra de estas miserables que le dieron esa vida cruel? ¿Cómo nadie hizo nada? Todos son responsables. Esperamos que esa comunidad reflexione en todos los ámbitos sobre los gravísimos hechos. Y que la cara de ese niño, que a pesar de esa vida tenía a veces una sonrisa, no se pierda nunca de nuestra memoria.
Pero hay que agregar algunos pensamientos a esto: siguen siendo asesinadas mujeres cada 32 horas en nuestro país. Son femicidios. No han disminuido. Y no se están visibilizando con la trascendencia e importancia que se debería.
Los femicidios no han descendido en su número en el país. Entonces, no descuidemos esto tampoco. Los hombres violentos siguen matando mujeres que no son lo que ellos quieren que sean. Y por eso ellos consideran que se merecen la muerte.
Otra vez aparece el rol de la familia. Otra vez la responsabilidad de la crianza. Dejemos de criar superhéroes súper poderosos que todo lo pueden y que se merecen como premio por su hazaña que la princesa se case con ellos. Basta de ese discurso absurdo. Los únicos superhéroes que existen son aquellos que batallan al lado de la mujer que también los elije.
Grandes ausentes
Los grandes ausentes siguen siendo los padres. Aquellos que nunca se hicieron cargo de los hijos que gestaron. Aquellos que abandonaron a sus hijos cuando se separaron de sus madres. Aquellos que siguieron su vida criando otros hijos (propios o ajenos) postergando a los propios. Aquellos que no educaron, no abrazaron, no consolaron, no escucharon, no proyectaron, no combatieron sus miedos, no soñaron con ellos, no compartieron los nervios de la mesa de examen o de la prueba del carné de conductor, no recibieron la solicitud de un consejo, no estuvieron ahí. Lastimaron la integridad emocional de sus hijos. En una actitud sin retorno. Y hoy deberían hacerse cargo de esos adolescentes desconfiados, introvertidos, con baja autoestima, que no tienen en quién confiar, que no pueden establecer vínculos duraderos, que no saben abrazar, que no quieren ser padres. El daño es irreparable.
Son los padres ausentes; esos que debieron estar y no estuvieron. Si analizamos nuestra sociedad, podríamos darnos cuenta que muchas cosas que nos pasan, tienen que ver con eso.