El fin de semana que pasó, marcó un anticipo de lo que serán las noches de la temporada veraniega sin boliches.
Las juntadas en la playa durante la noche, suponen un riesgo latente que no es posible minimizar. Sin boliches en nuestra ciudad y sin otros lugares donde nuestros jóvenes puedan ir a bailar y encontrarse, las alternativas serán imposibles de controlar.
Dichiara, con motivos para la preocupación
El intendente Dichiara, se sabe, está preocupado. Su inquietud tiene sustento, ya que tuvo referencia de las «juntadas» del último fin de semana en la playa por testimonio de un familiar directo.
El jefe comunal recibió de primera mano lo que pasó y lo qué podría pasar. Los jóvenes volvieron a sus hogares con el sol en la cara, y con el consumo de una noche liberada. El panorama se completaba con aquellos que deberían controlar viéndolos simplemente pasar.
Playa liberada
«La playa está liberada» dijo un conocido empresario de la noche, haciendo referencia a que este sábado los jóvenes se reunieron en la playa, donde no se puede hacer ningún tipo de controles, con sus equipos de sonido, luces y hasta heladeritas.
Hubo movimientos hasta las 10 de la mañana del domingo. De acuerdo al relato de gente que estuvo en el lugar, unos 300 jóvenes, en su mayoría de Monte Hermoso, se dieron cita en el final de la costanera, en el último tramo de la rambla de madera, a metros del acceso al barrio Monte Hermoso del Este. Allí pasaron una noche de música, alcohol y diversión.
Las antenas de los funcionarios municipales inmediatamente se pusieron en alerta. Más allá de las previsiones y protocolos, las dificultades de la realidad quedaron más que claras.
Ni el personal de guardia urbana ni la policía pueden intervenir. No hay normativa en el uso de espacios públicos. Hubo presencia de un patrullero y se observó la situación. Nada más.
Anticipo de los riesgos para el verano
Lo que sucedió, es apenas una muestra anticipada de lo que puede suceder en las próximas noches de temporada. Las reuniones nuclearán seguramente a miles de jóvenes. La preocupación tiene su sustento.
Allí no hay uso de medidas preventivas (no se usa barbijo, no se respeta la distancia socia), no hay control del consumo de alcohol y no hay seguridad.
¿Qué pasaría, por ejemplo, si se da una pelea? ¿Qué pasaría si se desatan hechos de violencia de género? ¿Y el consumo de estupefacientes? La violencia, se sabe, es tema recurrente en estas salidas. Sin controles, y además estando a la orilla del mar, el panorama es muy preocupante.
Mensaje para Kicillof
Seguramente esta situación se repita en otros balnearios. Quizás su visibilización ayude a que las autoridades puedan pensar un modo de apertura de los boliches que sea contención para los jóvenes.
Si en Mar del Plata, por ejemplo, se dan estas situaciones, seguramente el gobernador Kicillof tome nota y se disponga a trabajar con su equipo para diseñar una propuesta superadora.
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