Año tras año se repiten las mismas sugerencias ante la aparición de ejemplares marinos en la playa, tanta es la insistencia que resulta inaudito, hasta irritante, observar en persona o a través de fotos o videos el comportamiento de algunas personas.
Cabe en este caso la frase “ya está todo dicho pero como nadie escucha hay que volver a decirlo”.
En esa certeza es que recurrimos a un escrito de nuestra habitual colaboradora Natalia Di Martino en el que machaca sobre la cuestión.
Esto es lo que dice.
Los elefantes marinos salen a la costa a descansar y a cambiar la piel.
El ruido, las voces, los flashes, les hacen muy muy mal.
Los lobitos también suelen acercarse a la costa a descansar, pero como son animales muy sociables y bastante vagos por cierto, si descubren que les van a dar de comer sin tener que hacer ningún esfuerzo, van a buscar eso todos los días.
Pero, por último, y es lo que me lleva a hacer esta publicación, es que las elefantas marinas (no así los elefantes) pueden ser agresivas si se sienten en peligro. Y aunque no parezca, son rápidas y se manejan en la arena igual que nosotros, ya que es parte de su hábitat.
Por su lado, los lobitos, que son tan dulces y vagos, suelen encapricharse, enojarse y, como no sabe hacer berrinches como nosotros, muerden.
La mordedura de un lobo marino puede ser similar a la de un oso.
Así como les digo que con las Olindias (aguasvivas), a pesar de lo feo de su picadura, no va a pasar a mayores, también les digo que de los lobitos no podría asegurar lo mismo si por alguna razón se sienten amenazados.
Por favor, ante la presencia de estos animalitos, hay que mantenerse a una distancia de un mínimo de 15 metros.
No hay que alimentarlos, no hay que mojarlos y, además, hay que tratar de no hacer demasiado ruido.
Las playas de Monte Hermoso, aparte de ser una de las más hermosas de este país, tienen una extensión que da espacio suficiente para que tranquilamente podamos convivir con ellos. Sin intervenir.