Un informe señala que solo el 10 por ciento de las empresas tratan de manera adecuada las 32 millones de toneladas de residuos industriales especiales y peligrosos que generan por año.
Son datos de un estudio realizado por la Dirección de Sustentabilidad de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA y el Observatorio de la Universidad Nacional de Rosario.
La noticia vuelve a poner en el tapete una preocupación ya expuesta aquí tras la presentación de un proyecto presidencial para la promoción de inversiones hidrocarburíferas que incluye la posibilidad de extraer petróleo de la costa atlántica bonaerense.
En la búsqueda de generar ingresos en dólares para la debilitada economía argentina, además de la exploración petrolera en nuestras costas, está en consideración el Plan Estratégico para el Desarrollo Minero Argentino.
En este contexto adquieren importancia los datos que surgen del relevamiento efectuado por los investigadores universitarios para lo que va del año.
Han registrado que las principales generadoras de residuos son las industrias manufactureras (bebidas, detergentes, sustancias químicas, vehículos, plásticos), seguidas por petroleras y mineras. En tercer lugar se encuentran las de suministro de aguas y cloacas.
Las empresas indicaron que las tres principales causas para la incorrecta gestión es la falta de control y sanción por parte del Estado, la falta de conciencia ambiental y la competencia desleal en el sector de los generadores de residuos, ya que al disponerlos de manera ilegal descargan este costo en la sociedad.
La apertura de la economía y la reactivación de determinadas industrias, pos pandemia, impactó de manera directa en la gestión de residuos.
El estimado de empresas activas generadoras de residuos industriales, especiales y peligrosos, es de 255 mil, mientras que solo 26.900 contratan tratamiento de residuos industriales, especiales y peligrosos.
En Argentina existen 121 plantas de tratamiento de residuos, en donde se tratan 3.2 millones de toneladas anuales, sobre el total de 32 millones generadas.
«En términos económicos, el correcto tratamiento de residuos conlleva beneficios que se distribuyen socialmente en mejoras de bienestar y calidad de vida. Si los controles fallan, se amplía el margen para comportamientos oportunistas por parte de los generadores de residuos, lo que se traduce en actividades para deshacerse de los residuos de forma clandestina y así disminuir costos», destacó Matías De Bueno, director del Observatorio Ambiental de la universidad rosarina.
A raíz del impacto de la pandemia uno de los sectores de mayor crecimiento en materia de generación de residuos fue el de la salud, ya que los patógenos crecieron más de 30 por ciento, lo que implicó un volumen total de 80 mil toneladas que el sector de tratamiento pudo absorber para que no colapse el sistema sanitario.
Números alarmantes
En la búsqueda de soluciones, Claudia Kalinec, quien preside la Cámara Argentina de Tratadores y Transportistas de Residuos Industriales y Especiales, afirmó: «Creemos que es necesaria una mayor fiscalización, integral y estratégica. Tenemos que trabajar en forma conjunta, sector público y privado, para generar conciencia, no solo en el ambiente empresario sino en la sociedad en general sobre el daño que produce el vuelco informal de los residuos”.
El sector de industria del tratamiento emplea alrededor de 4 mil personas de manera directa y más del doble indirectamente.
“Los números son alarmantes y es necesario empezar a revertir la situación actual. Es preciso que todos los actores involucrados tomen conciencia del desafío ambiental y del enorme daño que están generando al no tratar adecuadamente este tipo de residuos”, ha dicho Gustavo Solari, presidente de la Cámara Argentina de Industrias de Tratamiento para la Protección Ambiental.
“Esto tiene solución hoy, es posible hacerlo, comenzar con un diagnóstico como el que nos dan las universidades es el primer paso”, opinó.