En un mundo donde la hiperconectividad es la norma, Mariana Savid Saravia, psicopedagoga cordobesa y especialista en ciudadanía digital, decidió hacer una pausa y experimentar un «reseteo digital» en Sauce Grande.
La profesional, que ha brindado charlas sobre el uso consciente de la tecnología en distintos puntos del país y el exterior, eligió nuestras playas para desconectarse y reflexionar sobre la importancia del contacto con la naturaleza y sobre los efectos de la sobreexposición a las pantallas.
«Estoy en Sauce Grande de reseteo digital, estoy enamorada de este lugar, me parece ideal» reconoció, antes de explicarnos detalladamente el contenido de su propuesta y compartirnos material sobre su intensa actividad divulgativa.
La necesidad de desconectar
El acceso permanente a dispositivos electrónicos puede generar agotamiento, ansiedad y dificultades de concentración. Savid Saravia reconoce haber experimentado estos síntomas y decidió implementar cambios en su rutina. «El estrés digital me pasó factura. Tomé la decisión de alejarme unos días del celular, sumergirme en la naturaleza y priorizar mi bienestar», señaló.
La especialista destaca que un reseteo digital no se trata solo de apagar el celular por unos días, sino de reflexionar sobre la relación que se tiene con la tecnología y aprender a usarla de manera equilibrada. «No es necesario desconectarse por completo, pero sí establecer reglas claras para evitar el consumo compulsivo de pantallas», explicó.
Claves para un reseteo digital
Para lograr una desconexión efectiva, Savid Saravia recomienda planificar con anticipación los momentos sin pantallas y definir horarios breves para el uso de dispositivos. También sugiere eliminar distracciones, desactivando notificaciones y borrando aplicaciones innecesarias, lo que permite evitar el uso impulsivo del celular y reducir el tiempo de exposición.
Buscar apoyo en el entorno es otra estrategia clave. Compartir la experiencia con familiares o amigos ayuda a sostener el compromiso y hace que la desconexión sea más llevadera. En ese sentido, una opción efectiva es alejarse físicamente del celular, guardándolo en un lugar específico para evitar su uso automático.
Además, incorporar nuevas actividades puede hacer que el proceso sea más natural. Realizar caminatas sin el teléfono, leer un libro o simplemente disfrutar de una comida sin pantallas son pequeñas acciones que pueden marcar la diferencia. Otra técnica útil es reducir el impacto visual de los dispositivos, ajustando el brillo y cambiando la pantalla a escala de grises para disminuir la estimulación.
¿Un etiquetado frontal para celulares?
El impacto del uso excesivo de pantallas está en el centro del debate. Hace algunos meses, la diputada Nancy Picón Martínez presentó un proyecto en la Cámara de Diputados de la Nación, del que participó Mariana Savid Saravia, que busca alertar sobre los riesgos del consumo excesivo de tecnología y establecer un marco regulatorio para su uso saludable.
La iniciativa plantea que los fabricantes de celulares y tablets incluyan etiquetas en los dispositivos con la advertencia: «El uso excesivo es perjudicial para la salud».
El proyecto sostiene que el uso prolongado de dispositivos electrónicos puede generar patologías como tensiones musculares, mala postura, fatiga visual y ansiedad, además de contribuir a la dependencia digital. También establece sanciones para las empresas que no cumplan con la normativa, destinando los fondos recaudados a equipamiento hospitalario y campañas de prevención contra las adicciones tecnológicas.
Savid Saravia destacó que «se busca informar y advertir sobre las consecuencias del uso abusivo de celulares y dispositivos tecnológicos». No obstante, consideró que el etiquetado por sí solo no es suficiente y que «la ley debe ir más allá de una simple advertencia».
En su opinión, «es esencial que incluya programas de educación integrales, que no solo prevengan, sino que también brinden herramientas a las familias para acompañar el uso de la tecnología. El gran ausente en la era digital es la educación en ciudadanía digital».
La importancia de una infancia sin pantallas
Uno de los puntos críticos que destacan los especialistas es el impacto de la sobreexposición a pantallas en la infancia. Diversos estudios advierten que el uso excesivo de celulares y tablets en niños puede afectar su desarrollo cognitivo, su capacidad de atención y su habilidad para interactuar socialmente.
Savid Saravia enfatiza que «la infancia debería estar marcada por el juego, el contacto con la naturaleza y la exploración del mundo real, no por la dependencia a las pantallas».
Además, remarca la importancia de que las familias establezcan límites en el uso de la tecnología y fomenten actividades sin dispositivos electrónicos para evitar consecuencias negativas a largo plazo.
Asimismo, la especialista propone incorporar su iniciativa del «reseteo digital» como un enfoque complementario, promoviendo una desconexión consciente que permita equilibrar el uso de la tecnología con la vida fuera de las pantallas. «Es clave moderar el uso excesivo y fomentar hábitos digitales saludables. La tecnología es una herramienta, pero debemos aprender a usarla con responsabilidad», concluye.