“Lo encontramos mi marido José y yo en la mañana de este martes, temprano, cuando caminábamos por la playa a 2 mil metros de la bajada del camping Americano, donde estamos alojados”, relató Yesica.
“Es chiquito, se lo veía débil”, nos dijo. Sorprendidos y ante la duda sobre cómo proceder decidieron contactarse con el Museo de Ciencias montermoseño.
“Llamamos por teléfono, nos atendió Maira muy amablemente, y nos pidió que lo traslademos porque no tenían medios para ir a buscarlo”.
Siguiendo las instrucciones que Maira les dio, José lo cubrió, lo alzó y lo cargó en brazos.
“Volvimos al camping a buscar a los chicos y lo llevamos muy apurados, teníamos miedo de que se nos muriera”, apuntó.
Una vez llegados al museo al fin respiraron tranquilos sabiendo que el animalito quedaba en buenas manos: “Vimos que en el lugar había otros pingüinos y nos contaron que allí los estabilizan y cuando se van recuperando los llevan a Bahía Blanca”.
Yesica es asidua veraneante en nuestras playas: “Somos de Longchamps en el Gran Buenos Aires, vengo a Monte desde que tengo dos años, hoy tengo 37 y traigo a mis hijos, ellos estaban súper orgullosos por lo que hicimos”.
Todos vivieron la aventura con mucha alegría y quisieron contarlo con la intención de que “se pueda visibilizar, así la gente sabe qué hacer por si encuentran alguno”.