74 casitas prolijamente distribuidas en un pequeño barrio que se llama Villa Caballero, en recuerdo de Don Timoteo Caballero quien fuera no solo uno de los primeros habitantes sino quien se empeñara firmemente en reclamar por el reconocimiento del lugar, que nació a la par del Hotel de Madera (segunda década del siglo pasado) como, quizás, una alternativa más popular en contraposición con la del hotel que estaba pensada para un público más selecto.
Una vez fallecido Caballero, en 1972, se forma la primera comisión vecinal y comienzan los reclamos para que se los legitime como barrio. En 1975 se presentan planos del barrio. En 1976 se recibe donación de tierras para la construcción del barrio, en 1982/83 se reconocen las tierras como fiscales, por Geodesia provincial –consecuencia de una presentación judicial–, debido a que el señor Sansot, propietario de los terrenos que se ubican hacia el noreste, reclamaba por los mismos.
Sin embargo, a la fecha, los vecinos no tienen escritura de sus viviendas, por lo tanto, no pagan impuestos y no reciben servicios. Solo la máquina para despejar la arena y la recolección de residuos, que se paga una vez al año al municipio, como gesto de buena voluntad, con dinero que se recauda del aporte de todos los vecinos. Poseen luz eléctrica pero ningún otro servicio.
Historia en primera persona
Nos acercamos al lugar y nos recibe muy gentilmente el vecino Eduardo López (foto) junto a Marita, su esposa. La charla está motivada en el hecho de que en la última sesión del Honorable Concejo Deliberante se presentó un proyecto del bloque Primero Monte Hermoso solicitando la integración de Villa Caballero al ejido urbano.
Nos aclara López que esta no es la primera iniciativa, que ya en el año 2003/2004 “pusimos a disposición de la municipalidad todas las carpetas de todos los vecinos”. Consultado sobre la cantidad de viviendas nos dice que “son 72, pero que hay algunas que son, por ejemplo, 56, 56 bis, es decir que hay 74 viviendas”, detalla.
Repasando la historia del barrio nos cuenta que Timoteo Caballero vino de España, allá por la década de 1930 y acá se instaló. “Yo era chiquito cuando venía acá y no estaba el camino de la costanera, creo que llegábamos por una huella e íbamos al centro a comprar las cosas –yo tendría unos 10 años– al almacén de Carrera y después volvíamos con mis padres en un carro que tenía dos burros y un caballo blanco, que iba desde el centro hasta el faro (Recalada)”.
Continúa: “Entonces salía para el centro por la playa y después todos veníamos con las compras. Paraba acá enfrente –señala– y estaba el rancho de Don Timoteo Caballero y tendría en total cuatro o cinco casas. No había calles. Mi padre es de los primeros pobladores, mi tío tenía una casilla de madera aquí y todos veníamos a veranear. Ahí entonces Don Timoteo le insistía para venderle un terreno y mi papá no estaba muy convencido, porque era muy agreste este lugar; no había luz a la noche, el agua era con la bomba”, repasa con nostalgia.
“Entonces, Villa Caballero tiene una historia y ahora dicen que es un paraíso y es verdad. Es un lugar tranquilo, muy cómodo, al lado del mar. Es verdad. Pero nosotros estamos acá desde hace tanto tiempo, se ha desarrollado una ligazón entre el lugar y nosotros, muy especial. Cuando yo lo escuché a Brian (Ollearo) hablar en el Concejo, se me llenaron los ojos de lágrimas porque andaba mi papá ahí, mi mamá, mis hijos, mis nietos. Entonces, no es un lugar donde nosotros vinimos a hacer negocios y se acabó el partido, tenemos una vinculación afectiva muy importante y hace muchísimos años que venimos remando para poder solucionar este tema, para hablar con el intendente en alguna oportunidad. Me dijeron que tenía que ir a mesa de entrada, presentar un escrito, pagar el sellado, para que dieran una audiencia con el intendente… así tan amables fueron”, dice con ironía.
“Otra vez vino ese mismo intendente, se paró allá (señala) y dijo que iba a tirar toda esa fila de casas porque tenía que pasar el camino por ahí. El municipio no nos facilitó nada”, se lamenta. “Y quiero dejar especial agradecimiento a Primero Monte Hermoso, porque es la primera vez en la historia que los concejales Brian Ollearo y Carolina Bertazzo vinieron acá. Fue la primera vez que vinieron funcionarios municipales, que estuvieron acá, adentro de Villa Caballero hablando con los vecinos. La primera vez en 70 u 80 años”, destaca.
La lógica del reclamo
Conversamos sobre el debate que se da con respecto a la propiedad de los terrenos, que es un tema de vieja data. Este asunto fue judicializado y en algún punto el juicio fue ejemplar, pero la duda es acerca de la propiedad de los mismos, ya que de acuerdo a lo que expresa la oficina pública pertinente en La Plata, estas tierras pertenecen a la línea de marea, es decir, que no serían escrituradas nunca las propiedad porque los terrenos no habilitan construcción. Pero también el mencionado Sansot presentó su causa judicial reclamando su propiedad, debido a la continuidad con el resto de loteo y tierras hasta el límite con Coronel Dorrego, instancia judicial que no prosperó a su favor.
– Y ahora, ¿cuál es el reclamo concretamente?,
– El reclamo sigue siendo el mismo, sale este tema de la línea de ribera, que son los puntos que unen la línea de pleamar y bajamar más unos metros. Así estaríamos dentro de la zona de playa, estamos aquí desde 1930 y en ese entonces la línea de ribera no existía… y el mar no llegaba hasta acá, llegaba 400 metros más allá… ¿y no son para adelante las leyes? ¿no somos todos iguales ante la ley? ¿Por qué se reclama la línea de ribera acá y no se reclama en esos bloques de edificios que están allá (señalando el oeste, es decir, el centro de Monte Hermoso) ¿hay otra línea de ribera ahí? el mar hace alguna curva ahí?.
Con respecto al tratamiento de este asunto, López repasa que todos los concejales coincidieron en que “van a actuar todos juntos y le van a buscar la vuelta para poder solucionar este tema y encontrar así la legitimidad, la legalidad de Villa Caballero será que los títulos de las viviendas le pertenezcan a los vecinos, porque están desde hace años construyendo la villa. No hay un solo impuesto de la sociedad que se haya invertido acá, lo hicieron todo los vecinos. Escuchaba al doctor (Jorge) Busca, que algún vecino se ha enfermado y vino la ambulancia, que nos juntan los residuos, pero nosotros donábamos gasoil y dinero a una ONG llamada ADEPROTUR, pagamos la limpieza de arena, ahora no se puede pasar pero cuando viene el verano o los días feriados, el entoscado de las calles, todo, lo pagamos nosotros, la instalación del alumbrado público”, enumera.
Esperanzados
“No somos usurpadores, y lo que más nos duele es que cuando hablan de usurpadores están hablando de nuestros padres”, expresa indignado pidiendo «un poco de respeto». “Estamos hablando de la posibilidad de poder escriturar nuestras casa, que tienen más de 50 años, van a hacer un operativo en conjunto, van a sumar voluntades, y tenemos esperanza en eso. Les agradecemos profundamente que nos ayuden, pero yo no se si nos están regalando algo” reflexiona. ”Sé que si no intervienen ellos vamos a tener que seguir otros caminos”, nos dice, si bien aún no está definido entre los vecinos.
Nos repasa que esta no es la primera vez que lo tratan en el Ejecutivo, pero que si es la primera vez que llega al legislativo, y recuerda que en algún momento el arquitecto Piermattei se ocupó de hacerles los planos de cada casa, pero siempre se encaró por el lado del intendente. Y lo nuevo es que vinieron los funcionarios a conversar acá al barrio. “Creo que hay una mayor convicción, un mayor convencimiento de quiénes somos en Villa Caballero y esperemos que tengamos respuesta”, sintetiza.
“Necesitamos un marco regulatorio, disposiciones que nos permitan tener un crecimiento ordenado, ahora hay una organización caótica, algunas casas en medio de la calle cortando la salida, y así el barrio tiene una única calle por la que se entra y se sale».
«Hace un tiempo, Villa Caballero tenía una entrada, una calle que seguía paralela al mar y luego se salía por otra (una especie de U). Vinieron algunos vecinos, compraron terreno y edificaron en lo que sería el medio de la calle, cerrando la circulación de este modo. Entonces nos quedamos con una sola entrada y salida, y en caso de siniestro no se puede entrar o salir; lo mismo en el caso de sudestada que no se puede salir”.
Asegura que “Eso es un peligro. Este signo de irregularidad tiene que ser revisto. Somos 70 familias y nos llevamos bastante bien para semejante desorden”, confiesa. “Me despiertan confianza las autoridades, que le van a dar una definición a lo que nos pasa. Monte Hermoso tiene una identidad con Villa Caballero, estamos acá antes de que fuera municipio urbano. ¿Hay una línea de ribera para los que tienen plata y otra para los que no tienen plata?, porque si no, no me podes decir ‘no los queremos ilusionar por este tema de la línea de ribera’, como dijo el concejal Elzaurdía».
Eduardo López es la voz de los vecinos y vecinas del barrio que identifican claramente la problemática y están dispuestos a llevar adelante todo lo que esté a su alcance para regularizar el aspecto del título de propiedad, no solo para poder acreditar sus viviendas regularizando la situación dominial, sino para que el barrio reciba el reconocimiento que se merece.
Para que pueda ordenarse, pagar los impuestos, recibir los servicios y lograr que el barrio adquiera la trascendencia e importancia que se merece. Los vecinos que fueron a la sesión del Concejo se mostraron emocionados, porque escuchar el relato fue repasar sus propias vidas, sus abuelos, sus padres, sus hijos; de manera que se puede comprender que hablar de Villa Caballero es hablar de sus propias historias.
La trayectoria de este grupo comunitario tal vez se merezca la regularización catastral, de manera que no solo sea un barrio más de Monte Hermoso sino que adquiera la categoría que otros barrios nuevos ya tienen.