La sangre se me congeló a pesar de las llamas.
Monte, mi lugar, el que me inspira, el que me dio la infancia más segura y feliz, dejó de ser la más maravillosa excepción.
Una nena, muerta en el mismo médano por el que tantas veces rodé.
La enterraron viva.
Un caso bisagra que desencadenó en más muertes, odio, tristeza y oscuridad.
Alguien se tomó el atrevimiento de transformar nuestro paraíso en un infierno y, sin embargo, el silencio sepulcral aturde.
El jueves 23 se cumplieron nueve años de impunidad.
Alguien fue.
Yo soy de Monte Hermoso, nunca, mientras viva, me voy a cansar de pedir ¡justicia por Kathy!